7 may 2010

Un desafío diario: Las viandas escolares


Etapa escolar, etapa de viandas. Mamás con poco tiempo y con pocas ganas de pensar a la noche qué preparar para que lleven al colegio. Y con el eterno problema de lograr que los chicos coman “sanito”.
El desafío de comer bien
Realmente es un desafío lograr alimentar bien a los chicos y evitar los desajustes en el quiosco: ¿cómo lograr que acepten frutas, verduras, carne, pollo y agua en lugar de hamburguesas, alfajores, panchos y gaseosas?
Lo ideal es dar el ejemplo en casa, transmitiendo hábitos saludables: ofrecer comidas variadas, incluir alimentos tanto de origen animal y vegetal, intentar respetar los horarios de las comidas. Y como “todo entra por los ojos”, hacer que el plato se vea colorido, con diferentes texturas… que sea atractivo para el pequeño comensal. Por ejemplo: el clásico y salvador sándwich de jamón y queso puede convertirse en una opción nutritiva si se le agrega algún vegetal como lechuga o tomate y una rodaja de carne, pollo o huevo. Y si completas la vianda con agua mineral y como postre una fruta fresca y lavada o una barrita de cereal: todos los requerimientos de un buen nutricionista se verán cumplidos.
El desafío de la higiene
Es importante tener en cuenta que los alimentos van a permanecer unas cuantas horas fuera de la heladera: por ello se debe planificar con cuidado qué tipos de alimentos son los más indicados para incluir en la vianda. Con este criterio, podemos dividir a los alimentos entre aquellos no perecederos o de bajo riesgo (no se echan a perder a temperatura ambiente) como las galletitas, frutas frescas LAVADAS y las latas de jugos y los alimentos perecederos o de alto riesgo (deben ser mantenidos en frío para no sufrir alteraciones) como el pollo, los sandwichs de fiambre, los yogures y las salchichas.
Algunos consejos prácticos:
- Preparar la comida la noche anterior, colocarla en la heladera y retirarla por la mañana para ponerla en la vianda antes de que el niño salga para la escuela.
- Poner en la vianda conservadores de frío como los que se usan en las heladeritas de picnic para mantener la temperatura.
- Hablar con la maestra para que coloque la vianda en la heladera ni bien llegue tu hijo a la escuela.
- Utilizar envases de plástico durable que sean fáciles de higienizar y hacerlo cada vez que su hijo regresa de la escuela. Es importante dejar el recipiente abierto hasta el día siguiente para evitar la concentración de olores.
- Lavar SIEMPRE las manos antes de preparar la comida, al tocar alimentos crudos, luego de ir al baño, luego de usar productos de limpieza, luego de tocar la basura, al llegar de la calle.
El desafío de ser distinto
Muchas veces, niños acostumbrados en su casa a comer carne, pollo, pescado y hasta verduras se encuentran con el obstáculo de la discriminación por parte de sus amigos: no es fácil ir con una vianda saludable a comer al lado de un compañero que se atiborra de golosinas, papas fritas y gaseosas. Por más educación alimentaria que se dé en el hogar, la tentación está al alcance de la mano. Por ello es importante crear conciencia en los padres y en la comunidad escolar para intentar que todos lleven comida saludable al colegio y evitar así males peores que sentirse distinto al otro tales como la obesidad, la diabetes y la hipertensión infantil.

Cada nene es un ser distinto, con gustos y aversiones muy marcadas. Conocerlo, aceptarlo y crear una viada acorde a lo que le causa placer y lo incentive a comer es un desafío diario para todas las mamás.


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