25 feb 2010

Maltrato infantil


Se llama maltrato infantil a toda conducta que produzca daño físico o psíquico en una persona menor de 18 años y que afecte el desarrollo de su personalidad. Se produce cuando la salud física, emocional o la seguridad de un niño están en peligro por acciones o negligencias de las personas encargadas de su cuidado.
Existen diferentes formas de maltrato infantil:
· Maltrato físico: implica el uso de fuerza física (cachetadas, golpes, empujones, lesiones de todo tipo.
· Maltrato emocional o psicológico: es más sutil pero no menos doloroso. Existen dos modalidades:
- la activa, que humilla al niño produciéndole desesperanza, inseguridad y pobre autoestima y se manifiesta a través de actos como los de no respetarlos como personas, insultarlos, quitarles o romperles los juguetes, encerrarlos en su habitación, lastimar o matar sus animales, hacerlos partícipes de las peleas de los adultos, etc.
- la pasiva, que se produce a través del desamor, la indiferencia, el desinterés por el niño.

¿Qué hace que un adulto maltrate a un niño?
Las explicaciones más escuchadas son:
- Así me educaron a mí: los niños aprenden en su familia la forma de manejar su vida, la manera de tratar a las mujeres, a los hijos, a los padres, a los problemas…
- Ya probé todo: la incapacidad de los padres para enfrentar las demandas de los niños tiende a que el nivel de reacción ante éstas sea cada vez más bajo, hasta llegar a la agresión como única forma de respuesta.
- Cuando me enojo no me puedo controlar: en este caso es común que el agresor tenga intensos sentimientos de culpa por haber golpeado o insultado al hijo, pero no puede controlarse.
- Nació por accidente: cuando el nacimiento de un nene trastorna los planes de los padres, en muchos casos, se genera una tendencia a desquitarse con él, haciendo su vida miserable.
- Le doy todo y mirá qué mal responde: cada vez que nace un niño, los padres tienen expectativas con respecto a ese niño. Cuando no las cumple, ya sea porque no puede o porque sus intereses son otros, corre el riesgo de ser maltratado.
- Estoy con muchas preocupaciones y este chico no me entiende: los problemas personales, laborales, económicos tienden a bajar la capacidad de manejar la frustración.
Por otro lado debe tenerse en cuenta que existen patologías específicas que hacen que los adultos maltraten a los niños: depresión, ansiedad, alcoholismo, fármacodependencia, psicosis, sadismo, desviaciones sexuales, etc.

La función del docente
Los docentes, al estar en contacto diario con los chicos, se constituyen en las personas más importantes a la hora de prevenir, detectar e impedir el maltrato infantil. ¿A qué indicios deben prestar atención?
v Ausencias frecuentes de la escuela.
v Aislamiento, tristeza o ansiedad.
v Moretones o chichones frecuentes, que el nene encuentra difícil de justificar.
v Cambios en su rendimiento: un día trabaja muy bien y al siguiente casi no participa.
v Comportamiento agresivo, se pelea con frecuencia.
v Se distrae, le cuesta concentrarse.
v Es temeroso, llora, se aterroriza si se llama a los padres a una reunión.
v Es blanco frecuente de las burlas y agresiones de sus compañeros.
v Los padres no asisten a las reuniones, son poco colaboradores.
v Los padres utilizan apodos poco apropiados para referirse al niño, lo agraden verbalmente, lo amenazan, le hacen burla.

¿Qué hacer?
Cualquier ciudadano PUEDE y DEBE comunicar a la justicia cuando considera que existe una situación de riesgo para un menor. Ni siquiera es necesario tener pruebas del maltrato: se puede denunciar la sospecha de maltrato y dicha denuncia puede ser anónima.
Cualquier persona puede ayudar a evitar el maltrato infantil.

Tu Bebé Crece agradece profundamente la colaboración de la Sra. Emilse Guzmán del Equipo Diocesano de Niñez y Adolescencia del Obispado de San Isidro (EDNA)



24 feb 2010

¿Cómo le “enchufo” el remedio?

Lamentablemente, en algún momento todos los chicos se enferman y el pediatra receta un medicamento. Presurosos vamos a la farmacia, lo adquirimos y a casita, ¡con la solución en nuestras manos! ¿Si? ¿Seguro? Todavía falta la lucha para lograr que nuestro pequeño lo tome…
El momento de la ingesta de los remedios, la mayoría de las veces, se convierte en una verdadera lucha cuerpo a cuerpo en la que descubrimos el tenor de la fuerza física de nuestro nene y la habilidad que tiene para escupir o cerrar la boca empecinadamente.
Lo cierto es que cualquier persona, al estar enferma, está mucho menos receptiva que lo habitual. Más aún si lo que nos ofrecen no nos gusta o nos causa temor y esto es lo que les pasa a los chicos ante la obligación repentina de tomar un líquido asqueroso tres o cuatro veces al día.
¿Cómo hacer, entonces, para lograr que tomen los medicamentos?
Una opción que resulta cómoda a la hora de evitar vuelcos causados por los manotazos del niño es la de usar la tradicional jeringa de plástico. Con ella se debe intentar depositar el medicamento en la parte de atrás de la boca, contra una mejilla y en pequeñas cantidades para que le sea fácil tragarlo y por otro lado, no se ahogue.
Otro truco consiste en mezclar el remedio con jugo o leche. Pero esta opción siempre debe consultarse con el pediatra ya que muchos medicamentos pierden su acción terapéutica al ser mezclados con otros líquidos.
Lo ideal es, cuando ya son más grandecitos, hablar con los chicos: explicarles que el remedio hará que se cure y que se sienta mejor e invitarlo a que lo tome solito y sin llorar porque ya es “grande” o “valiente”. De esta forma se sentirán importantes y responsables.
Por otro lado, es bueno tener a mano un vaso con leche o jugo para ayudarlo a sacar el “gusto feo” del remedio. O premiarlo con un caramelo o algo dulce, que a la vez cumpla ese mismo objetivo.
Nunca es recomendable asustarlos diciéndoles que les pasará algo terrible ni no lo toman: decirles la verdad y remarcar, cuando vuelven a estar sanos, que esto es gracias al medicamento ingerido.
Cuando logres que tome el remedio sin hacer lío, debes felicitarlo, abrazarlo, decirle que ha sido “muy valiente” y contar a todos lo bien que se ha comportado para que se sienta orgulloso ante su logro.
Son muy pero muy pocos los chicos que toman la medicación recetada sin resistirse. Por más que le expliquemos que se lo damos por su bien y que pronto estará sano y no deberá tomarla más… no es tarea fácil. Por eso una recomendación que nunca falla: AMOR Y PACIENCIA. Mucha paciencia…

23 feb 2010

¡Ayúdenme a parir!- Las doulas


La palabra doula proviene del griego y se refería a la mujer esclava que servía a otra mujer o a un hombre, En la actualidad quien primero habló de doula para referirse a las mujeres que ayudaban a otras madres en el cuidado del recién nacido en Filipinas fue la antropóloga Dana Raphael.
Según DAR (Doulas de Argentina), una doula es una mujer que ha tenido hijos y se pone al servicio de otra mujer que va a parir, acompañándola en el embarazo, el parto y el puerperio. Años atrás, las familias eran numerosas y la parturienta estaba rodeada de mujeres (madre, tías, hermanas) que ayudaban ocupándose de las cuestiones domésticas y de contenerla afectivamente. Hoy, en cambio, las grandes familias ya no viven bajo el mismo techo y las mujeres perdimos el “entorno femenino facilitador” del parto y la crianza. Así surgen las doulas, como una forma de recuperar ese aporte, esa protección y ese soporte emocional.
Roxana González de DAR nos cuenta que “en términos generales, la figura de la doula no está demasiado aceptada. Muchas veces se la intenta asimilar a algún rol conocido, como ser acompañantes terapéuticas o preparadoras corporales, lo cual es complicado porque están esperando algo diferente a lo que hacemos, o por el contrario no esperan nada de lo que hacemos y se sorprenden”.

¿Qué hace la doula?
Ante todo hay que saber que una doula NO se ocupa de los aspectos clínicos del parto: su tarea fundamental es la de acompañamiento y la de intentar que cada mujer se conecte con sus deseos sobre cómo quisiera que sucedieran las cosas durante el parto y llevar a cabo estos deseos dentro de lo posible.

¿Cuáles son sus funciones, entonces?
Una doula pone al servicio de la mujer embarazada todos sus conocimientos tendientes a obtener bienestar: masajes, ejercicios respiratorios, reiki, dígitopuntura, ambientación con música y cualquier tipo de actividad que pueda ser de su agrado y que la ayude durante el trabajo de parto. Siempre respetando los deseos de la mujer puede acompañar durante las contracciones, acercarle lo que necesita (agua, abrigo, aire fresco, por ejemplo), sugerir posturas más cómodas o simplemente “estar ahí” Lo que hace una doula es mantener una atención cuidadosa pero no invasiva, comprendiendo las necesidades de la mujer y aportando algo que es muy difícil de conseguir en los ambientes hospitalarios: paciencia.
Michel Odent, prestigioso ginecólogo francés, pionero en la promoción del parto fisiológico dice que “el valor de una doula radica fundamentalmente en lo que “es” y no en lo que sabe o hace”. Ello porque una doula es simplemente una mujer que ha parido, que sabe de qué se trata, en consecuencia su capacidad se basa en lo vivido, en una experiencia intransferible: ninguna enseñanza puede reemplazar el camino recorrido.
Sin embargo hay cuestiones de la tarea de las doulas que sí deben estar presentes:
- conocer la fisiología del parto.
- conocer los pormenores del parto con diversos grados de dificultad y de la cesárea.
- manejar información que le permita detectar patologías.
- tener conocimientos de primeros auxilios.
- entender la importancia del apoyo y acompañamiento emocional.
- estar siempre atenta a las necesidades de la mujer.
- proveer el máximo bienestar posible, sin perturbarla en su trabajo de parto.
- privilegiar la atención a la parturienta por sobre la atención a cualquier otra persona.
- respetar la decisión de la mujer y su pareja en cualquier caso, aunque ésta sea la de dejar afuera del parto a la doula.
- fomentar el vínculo madre- bebé y la lactancia materna.
- conocer previamente a la parturienta para establecer un vínculo de honestidad y confianza y detectar así sus preferencias, inquietudes, personalidad.
- alentar a la embarazada para que obtenga la máxima información posible, por medio de preguntas a su médico y partera.
- alentar a la parturienta a conocerse y a pedir TODO lo que necesita.

¿Reemplaza la doula a la partera, al obstetra o al papá del bebé?
Nunca. Una doula no interfiere con ninguna otra persona que forme parte del equipo asistencial ni con el papá.
Veamos las diferencias:
Doula/ Partera: una partera está preparada para asistir un parto en condiciones normales mientras que una doula no interviene en cuestiones obstétricas ni está facultada para evaluar el progreso del parto ni para detectar patologías, se concentra en la mamá brindando asistencia pero no puede desarrollar ninguna tarea clínica.
Doula/ Obstetra: el obstetra entra en escena cuando el trabajo de parto está muy avanzado y es el que resuelve cualquier situación que requiera intervención médica.
Doula/ Papá: el papá atraviesa una situación muy intensa, con muchas emociones mezcladas y la doula sirve de soporte también para él.
En Argentina recién ahora se está empezando a conocer el servicio de las doulas; según González “hay algunos profesionales (contados con los dedos) que han tenido la oportunidad de compartir un nacimiento donde hubo una doula y cuando esto sucede, en general pueden apreciar los beneficios para la madre y la familia. Como no existe un título oficial de doula es difícil entrar en una institución como tal. Pero hay algunas que tienen una mentalidad más de vanguardia, que están incorporando doulas muy de a poquito”.

¿Y de leyes, cómo andamos?
La ley argentina no contempla la figura de la doula específicamente. Tampoco existe una legislación que las prohíba. La especialista nos cuenta que “en realidad, desde que existe la ley 25929 de derechos en el nacimiento, toda mujer tiene derecho a estar acompañada por alguien de sus afectos. En el caso de que no hubiera una pareja, o un familiar dispuesto, estarían habilitadas las doulas, aunque la ley no lo explicite. De cualquier manera, la realidad es que las prohibiciones a entrar a la sala de partos son una convención, o sea, usos y costumbres de las instituciones. Es muy claro que cuando hay buena disposición del profesional que asiste, las doulas pueden estar en la sala de partos sin ningún inconveniente, como de hecho sucedió en varios casos. En otros países, las mujeres paren acompañadas de quien quieren. Observarlo es fácil: miren los programas de Discovery Home and Health y se van a dar cuenta.”
Ante esta resistencia de los médicos y de los establecimientos es necesario, para el caso de querer contar con la ayuda de una doula durante el parto, abordar y resolver el tema con anticipación: nunca es recomendable tomar esta decisión o plantearla a último momento. Para González es importante estar durante el parto “con alguien con quien la mujer se siente cómoda, en confianza y en intimidad, y no alguien impuesto como lo son la mayoría de los personajes que rodean a la parturienta en las salas de parto”

¿Cuándo solicitar una doula y por qué?
Durante el embarazo. En la clínica después del nacimiento. Al regresar a casa después del parto. Cuando el papá retoma su trabajo. Si me siento temerosa, sola, indefensa, angustiada, triste. Si creo que “no voy a poder sola”. Si el bebé llora mucho y no sé que hacer. Si tengo problemas con la lactancia. PORQUE NECESITAMOS AYUDA.

Más información:
http://www.doulasdeargentina.com.ar/
http://www.fundacioncreavida.org.ar/
http://www.crianza.com.ar/


22 feb 2010

Anécdotas divertidas

Sandra (mamá de Ana y Tomás): Cuando nació Tomy, Anita ya tenía casi cuatro años y estaba muy celosa. Al punto de que una noche, mientras yo hamacaba a Tomy para que deje de llorar (el llanto ya era prolongado, causado por cólicos) escucho una vocecita que salía de su cuarto que decía: “que se muera, que se muera, que se muera…”

Romina (mamá de Pedro): Estábamos en la etapa de intentar que Pedro deje el chupete. Todos los días viajábamos en el mismo remis hasta el jardín y Pedrito era muy amigo del chofer, hablaban, se reían, jugaban durante el camino. Cierta tarde venían charlando lo más bien hasta que el chofer le dijo: ¿por qué no te sacás el chupete que no te entiendo? Ante esto, Pedrito dio vuelta la cara para mirar por la ventanilla y le grito: “¡con vos no estoy hablando!

Carla (mamá de Nicolás): Nico estaba en la etapa de las preguntas, quería saber todo y no le importaba preguntar a cualquiera que se le cruzara por el camino sobre el tema que sea. Una tarde, al entrar a la verdulería, fue derechito hacia la señora que atendía, bastante gorda ella y le espetó: ¿Vos tenés un bebé en la panza?

19 feb 2010

Nuestro amigo Ácido Fólico


¿Estás pensando en quedar embarazada? ¿Están hablando sobre la posibilidad de buscar un bebé? No esperes a tener el resultado positivo en tu mano para ver a tu médico y para tomar las primeras medidas saludables previas a un embarazo: empieza a tomar ácido fólico ¡ya!
El ácido fólico es una vitamina del grupo B que se encuentra en el jugo de naranja, las lentejas, los cereales fortificados, el maní y las verduras verdes como la espinaca y la lechuga. Su consumo, antes y durante el embarazo, reduce en un 70% el riesgo de que el bebé nazca con serios defectos en el tubo neural.
Pero, ¿qué es el tubo neural? El doctor José María Courtis, Ginecólogo y Obstetra nos explica que “es el precursor embrionario de todos los órganos del sistema nervioso y del cráneo”. Es decir, es la parte del embrión que va a convertirse en cerebro y médula espinal.
Los defectos más comunes del tubo neural son:
- Espina bífida: malformación de la médula espinal y la espina dorsal por la que éstas no se cierran completamente.
- Anencefalia: desarrollo insuficiente del cerebro, es incompatible con la vida.
- Encefalocele: el tejido cerebral sale hacia fuera de la piel a través de un orificio en el cráneo.
Nada despreciables, por cierto y menos aún el tener la certeza de que estos defectos ocurren durante los primeros 28 días del embarazo; es decir antes de que la mujer sepa que está embarazada.
Por ello, el Dr. Courtis nos cuenta que “se recomienda empezar a tomarlo tres meses antes de quedar embarazada y continuar con la toma durante los primeros tres meses de embarazo. La dosis es de 1 mg. por día cuando la mujer no tiene antecedentes de malformaciones y de 5 mg. por día cuando sí los tiene”
La efectividad del ácido fólico está probada en mujeres que tienen antecedentes de este tipo y que lo empiezan a tomar antes del embarazo: “si se comienza a tomar cuando la mujer viene a la primera consulta ya embarazada, la efectividad es mucho menor” afirma el especialista.
Un dato a tener en cuenta es que es muy difícil obtener la cantidad necesaria de esta vitamina sólo de la dieta: “los alimentos lo contienen en bajas cantidades y sería necesario comer grandes cantidades de los mismos para cumplir con los requerimientos necesarios” informa el obstetra.
En consecuencia, futuras madres: recurran a su médico y consulten sobre la ingesta de ácido fólico antes de empezar a buscar un hijo: no tiene efectos adversos y los beneficios son impagables.

José María Courtis es Médico Ginecólogo y Obstetra. Obtuvo su título en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Actualmente se desempeña como médico de planta del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Cutral-Co/ Plaza Huincul.


18 feb 2010

Motivar la lectura


Diversos estudios demuestran que cuanto más leen los niños, mejor se desempeñan en la lectura y escritura. Además, estar diariamente en contacto con libros y disfrutar de actividades sencillas como escuchar cuentos, despierta en ellos el deseo y la motivación por leer.Como padre usted puede hacer muchas cosas para ayudar a sus hijos a descubrir el gusto por la lectura:

a) Disponer de un espacio dentro de la casa -estante, canasto o pequeña biblioteca- donde los chicos puedan guardar sus libros.
b) Conocer los gustos e intereses de sus hijos y poner a su disposición libros, revistas, historietas y artículos sobre esos temas.
c) Proponerles la lectura de libros basados en películas. O ver películas basadas en obras literarias. Llevar libros para entretenerse cuando tengan que hacer una cola o esperar.

d) Proponerles compartir la lectura de libros que se relacionen con paseos o actividades que realizarán, por ejemplo: libros sobre dinosaurios luego de visitar un museo sobre este tema; libros sobre la naturaleza luego de realizar una visita al campo.

e) Disponer un momento del día, dentro de la rutina familiar, para leer.

f) Leerles en voz alta aunque ya sepan leer.
g) Compartir canciones, juegos, rimas y adivinanzas que los ayuden a disfrutar de los juegos basados en el uso de palabras.

Fuente: Fundación Leer

17 feb 2010

Como colaborar en la adaptación al jardín

Comienza el jardín, ¡qué grande está! Y a la vez lo vemos tan chiquito… Una nueva etapa comienza y ante ella nos encontraremos con miedos, dudas, angustia, ansiedad: ¿Cómo ayudarlo a adaptarse y cómo adaptarnos nosotros mismos a tantos cambios?
Para empezar es necesario estar completamente seguros de lo que estamos haciendo: nos debe gustar el jardín elegido, la docente nos debe infundir confianza, el momento elegido debe ser el que nosotros creemos correcto: si logramos esa seguridad, se la transmitiremos a nuestro hijo y todo será más fácil.
Una vez más hay que remarcar que cada niño es diferente, cada docente es diferente, cada familia es diferente, cada grupo escolar también lo es. Por ello cada adaptación puede variar y puede durar entre una y varias semanas, sufriendo a veces altibajos, idas y vueltas.
Algunas actitudes que pueden servir:
- Organizar nuestras actividades laborales para poder acompañar al niño en todo el proceso: no es bueno que todos los días lo lleve una persona distinta al jardín, las rutinas para los más chiquitos son muy importantes.
- No hacer que la despedida sea eterna: un beso y un chau, sin largas charlas ayudan a que ellos sientan que estamos seguras de lo que estamos haciendo.
- Hablar todos los días con la docente sobre los progresos y las dificultades que observamos: preguntar que se puede hacer desde casa para ayudar siempre es una buena idea.
- Informar a la docente sobre los detalles que atañen a tu hijo: qué le causa temor, que le gusta, que lo calma; así estaremos atentas a sus necesidades aunque no estemos a su lado.
- Dejar que lleve un muñeco, osito o juguete que lo mantenga “unido” a su casa y a su familia.
- Cumplir con los horarios establecidos: llegar a horario le permite realizar todas las actividades junto a sus compañeros y no demorar la salida también es importante ya que muchos nenes se angustian cuando van otros papás a buscar a sus amigos y no a ellos.
- No lo saques a las corridas de casa: intenta organizar los horarios de forma tal de desayunar tranquilos y jugar un ratito antes de salir para el jardín. Actuar de forma tranquila no provocará nervios ni llantos.
- Prometer alguna actividad que le gusta para la hora en que lo vas a ir a buscar y cumplir con la misma: así sentirá que le estás diciendo la verdad.
- Demostrar interés en lo que hace en el jardín: averiguar las canciones que cantan habitualmente para repetirlas en casa, no olvidar llevar los materiales que la docente requiera para que no se sienta “distinto” a los demás.
- Poner todo en palabras: por más chiquito que sea tu bebé, entiende. Contarle durante el camino adonde vamos, las cosas que hará allí, decirle que mamá se va a trabajar y que lo va a cuidar la “seño” son todas frases que servirán para que se sienta tranquilo y confiado.
No existe un manual de instrucciones para bebés. Ni una receta mágica que logre que los nenes se queden en el jardín sin llorar.
Tampoco es fácil para las mamás dejar a su hijo: buscan la mejor opción posible para resolver la necesidad de delegar el cuidado del pequeño mientras trabajan pero ello siempre acarrea angustia, aunque intenten negarlo o hagan de cuenta que está todo bien. Y esta angustia es expresada por el bebé que grita y llora. Por eso, lo más importante es estar tranquilas, ser pacientes y buscar apoyo: docentes y autoridades del jardín pueden alentarnos en esta etapa y colaborar para que no sea tan dura. Otras mamás también pueden ser útiles: escuchar otras experiencias suele servir… y no desesperes: en poco tiempo, tu hijo va a estar llorando porque no quiere irse a casa.

16 feb 2010

Jugar es cosa seria


El juego simbólico es la capacidad de crear situaciones mentales y combinar sucesos imaginarios con hechos reales. Los niños se convierten en personajes y sus muñecos cobran vida: cuidan a su osito cuando tiene fiebre, le dan de comer a su muñeca, van a hacer las compras, se transforman en superhéroes…
Este tipo de juego comienza a darse alrededor de los dos años y sucede porque los adultos se convierten en el centro de su atención y a los nenes les encanta imitarlos. Así es que empiezan a jugar a “como si”: hacen como si fueran mamá, papá, médico, cantante. Lo que sucede es que los chicos, a esta edad, ya tienen un nivel de comprensión que les permite imitar situaciones reales tales como hacer la comida o cuidar al bebé.
¿Es importante este tipo de juego?
Sí, es muy importante que los chicos desarrollen el juego simbólico porque implica innumerables beneficios:
- Estimula su lenguaje.
- Desarrolla su capacidad imaginativa.
- Permite que conozcan mejor el mundo que los rodea.
- Afirma su personalidad.
- Facilita el conocimiento de los roles sociales, de las relaciones familiares y de las diferentes profesiones.
- Al hacer que son otras personas, canalizan sus propios miedos y deseos.
- Comienzan a ponerse en el lugar del otro.
- Permite, a futuro, un juego colectivo y con reglas.
Es importante respetar el juego de los chicos, participar del mismo cuando así lo desean pero al mismo tiempo estar atentos ya que a través de sus juegos los niños pueden transmitir sus miedos y angustias.

Tengo una muñeca vestida de azul
con su camisita y su canesú.
La saqué a paseo yse me enfermó,
la tengo en la cama con mucho dolor.
Esta mañanita me dijo el doctor
que le dé jarabe con un tenedor.

15 feb 2010

Anécdotas divertidas

Carmen (mamá de Romina y Celeste): una tarde, se acerca Romi, muy seria y me pregunta: ¿es cierto que los bebés salen por la vagina, mami? A lo que contesté afirmativamente. Ante esto, haciendo cara fea, me dijo: ¡Qué asco, salen todos meados!

María (mamá de Matías): habíamos comprado varias películas para tener para mirar en casa, entre ellas Toy Story, convencida de que no la había visto nunca y que le iba a encantar. Mati se negaba a verla, él siempre quería ver la misma. Para convencerlo le expliqué que era una película de juguetes que hablaban, que hacían líos y que era muy divertida. En eso, me cortó la explicación y me dijo: “Toy Story no me gusta, mamá”.

Victoria (mamá de Lucas): Una tarde dejé a Lucas en casa de su abuela paterna mientras yo iba a hacer algunos trámites. La abuela, estaba esperando a una chica que la depilaba en su casa. Para que Lucas no se asustara, le explicó: “Ahora va a venir Lore. Es una chica que me pone unas tiritas calientes en la cara y en las piernas y después me las saca, vos no te asustes que no duele nada”. Ante esta explicación tan larga, Lucas la miró extrañado y le preguntó: ¿Te vas a depilar?

12 feb 2010

Tu hijo... es una buena persona (Autor: Dr. Carlos González, pediatra

Cuando una esposa afirma que su marido es muy bueno, probablemente es un hombre cariñoso, trabajador, paciente, amable... En cambio, si una madre exclama "mi hijo es muy bueno", casi siempre quiere decir que se pasa el día durmiendo, o mejor que "no hace más que comer y dormir" (a un marido que se comportase así le llamaríamos holgazán). Los nuevos padres oirán docenas de veces (y pronto repetirán) el chiste fácil: "¡Qué monos son... cuando duermen!"
Y así los estantes de las librerías, las páginas de las revistas, las o­ndas de la radio, se llenan de "problemas de la infancia": problemas de sueño, problemas de alimentación, problemas de conducta, problemas en la escuela, problemas con los hermanos... Se diría que cualquier cosa que haga un niño cuando está despierto ha de ser un problema. Nadie nos dice que nuestros hijos, incluso despiertos (sobre todo despiertos), son gente maravillosa; y corremos el riesgo de olvidarlo. Aún peor, con frecuencia llamamos "problemas", precisamente, a sus virtudes.

Tu hijo es generoso
Marta juega en la arena con su cubo verde, su pala roja y su caballito. Un niño un poco más pequeño se acerca vacilante, se sienta a su lado y, sin mediar palabra (no parece que sepa muchas) se apodera del caballito, momentáneamente desatendido. A los pocos minutos, Marta decide que en realidad el caballito es mucho más divertido que el cubo, y lo recupera de forma expeditiva. Ni corto ni perezoso, el otro niño se pone a jugar con el cubo y la pala. Marta le espía por el rabillo del ojo, y comienza a preguntarse si su decisión habrá sido la correcta. ¡El cubo parece ahora tan divertido!
Tal vez la mamá de Marta piense que su hija "no sabe compartir". Pero recuerde que el caballito y el cubo son las más preciadas posesiones de Marta, digamos como para usted el coche. Y unos minutos son para ella una eternidad. Imagine ahora que baja usted de su coche, y un desconocido, sin mediar palabra, sube y se lo lleva. ¿Cuántos segundos tardaría usted en empezar a gritar y a llamar a la policía? Nuestros hijos, no le quepa duda, son mucho más generosos con sus cosas que nosotros con las nuestras.

Tu hijo es desinteresado
Sergio acaba de mamar; no tiene frío, no tiene calor, no tiene sed, no le duele nada... pero sigue llorando. Y ahora, ¿qué más quiere? La quiere a usted. No la quiere por la comida, ni por el calor, ni por el agua. La quiere por sí misma, como persona. ¿Preferiría acaso que su hijo la llamase sólo cuando necesitase algo, y luego "si te he visto no me acuerdo"? ¿Preferiría que su hijo la llamase sólo por interés? El amor de un niño hacia sus padres es gratuito, incondicional, inquebrantable. No hace falta ganarlo, ni mantenerlo, ni merecerlo. No hay amor más puro. El doctor Bowlby, un eminente psiquiatra que estudió los problemas de los delincuentes juveniles y de los niños abandonados, observó que incluso los niños maltratados siguen queriendo a sus padres.
Un amor tan grande a veces nos asusta. Tememos involucrarnos. Nadie duda en acudir de inmediato cuando su hijo dice "hambre", "agua", "susto", "pupa"; pero a veces nos creemos en el derecho, incluso en la obligación, de hacer oídos sordos cuando sólo dice "mamá". Así, muchos niños se ven obligados a pedir cosas que no necesitan: infinitos vasos de agua, abrir la puerta, cerrar la puerta, bajar la persiana, subir la persiana, encender la luz, mirar debajo de la cama para comprobar que no hay ningún monstruo... Se ven obligados porque, si se limitan a decir la pura verdad: "papá, mamá, venid, os necesito", no vamos. ¿Quién le toma el pelo a quién?

Tu hijo es valiente
Está usted haciendo unas gestiones en el banco y entra un individuo con un pasamontañas y una pistola. "¡Silencio! ¡Al suelo! ¡Las manos en la nuca!" Y usted, sin rechistar, se tira al suelo y se pone las manos en la nuca. ¿Cree que un niño de tres años lo haría? Ninguna amenaza, ninguna violencia, pueden obligar a un niño a hacer lo que no quiere. Y mucho menos a dejar de llorar cuando está llorando. Todo lo contrario, a cada nuevo grito, a cada bofetón, el niño llorará más fuerte.
Miles de niños reciben cada año palizas y malos tratos en nuestro país. "Lloraba y lloraba, no había manera de hacerlo callar" es una explicación frecuente en estos casos. Es la consecuencia trágica e inesperada de un comportamiento normal: los niños no huyen cuando sus padres se enfadan, sino que se acercan más a ellos, les piden más brazos y más atención. Lo que hace que algunos padres se enfaden más todavía. Si que huyen los niños, en cambio, de un desconocido que les amenaza.
Los animales no se enfadan con sus hijos, ni les riñen. Todos los motivos para gritarles: sacar malas notas, no recoger la habitación, ensuciar las paredes, romper un cristal, decir mentiras... son exclusivos de nuestra especie, de nuestra civilización. Hace sólo 10.000 años había muy pocas posibilidades de reñir a los hijos. Por eso, en la naturaleza, los padres sólo gritan a sus hijos para advertirles de que hay un peligro. Y por eso la conducta instintiva e inmediata de los niños es correr hacia el padre o la madre que gritan, buscar refugio en sus brazos, con tanta mayor intensidad cuanto más enfadados están los progenitores.

Tu hijo sabe perdonar
Silvia ha tenido una rabieta impresionante. No se quería bañar. Luchaba, se revolvía, era imposible sacarle el jersey por la cabeza (¿por qué harán esos cuellos tan estrechos?). Finalmente, su madre la deja por imposible. Ya la bañaremos mañana, que mi marido vuelve antes a casa; a ver si entre los dos...
Tan pronto como desaparece la amenaza del baño, tras sorber los últimos mocos y dar unos hipidos en brazos de mamá, Silvia está como nueva. Salta, corre, ríe, parece incluso que se esfuerce por caer simpática. El cambio es tan brusco que coge por sorpresa a su madre, que todavía estará enfadada durante unas horas. "¿Será posible?" "Mírala, no le pasa nada, era todo cuento".
No, no era cuento. Silvia estaba mucho más enfadada que su madre; pero también sabe perdonar más rápidamente. Silvia no es rencorosa. Cuando Papá llegue a casa, ¿cuál de las dos se chivará? ("Mamá se ha estado portando mal..."). El perdón de los niños es amplio, profundo, inmediato, leal.

Tu hijo sabe ceder
Jordi duerme en la habitación que sus padres le han asignado, en la cama que sus padres le han comprado, con el pijama y las sábanas que sus padres han elegido. Se levanta cuando le llaman, se pone la ropa que le indican, desayuna lo que le dan (o no desayuna), se pone el abrigo, se deja abrochar y subir la capucha porque su madre tiene frío y se va al cole que sus padres han escogido, para llegar a la hora fijada por la dirección del centro.
Una vez allí, escucha cuando le hablan, habla cuando le preguntan, sale al patio cuando le indican, dibuja cuando se lo ordenan, canta cuando hay que cantar. Cuando sea la hora (es decir, cuando la maestra le diga que ya es la hora) vendrán a recogerle, para comer algo que otros han comprado y cocinado, sentado en una silla que ya estaba allí antes de que él naciera.
Por el camino, al pasar ante el quiosco, pide un "Tontanchante", "la tontería que se engancha y es un poco repugnante", y que todos los de su clase tienen ya. "Vamos, Jordi, que tenemos prisa. ¿No ves que eso es una birria?" "¡Yo quiero un Totanchante, yo quiero, yo quiero...!" Ya tenemos crisis.
Mamá está confusa. Lo de menos son los 20 duros que cuesta la porquería ésta. Pero ya ha dicho que no. ¿No será malo dar marcha atrás? ¿Puede permitir que Jordi se salga con la suya? ¿No dicen todos los libros, todos los expertos, que es necesario mantener la disciplina, que los niños han de aprender a tolerar las frustraciones, que tenemos que ponerles límites para que no se sientan perdidos e infelices? Claro, claro, que no se salga siempre con la suya. Si le compra ese Tontachante, señora, su hijo comenzará una carrera criminal que le llevará al reformatorio, a la droga y al suicidio.
Seamos serios, por favor. Los niños viven en un mundo hecho por los adultos a la medida de los adultos. Pasamos el día y parte de la noche tomando decisiones por ellos, moldeando sus vidas, imponiéndoles nuestros criterios. Y a casi todo obedecen sin rechistar, con una sonrisa en los labios, sin ni siquiera plantearse si existen alternativas. Somos nosotros los que nos "salimos con la nuestra" cien veces al día, son ellos los que ceden. Tan acostumbrados estamos a su sumisión que nos sorprende, y a veces nos asusta, el más mínimo gesto de independencia. Salirse de vez en cuando con la suya no sólo no les va hacer ningún daño, sino que probablemente es una experiencia imprescindible para su desarrollo.

Tu hijo es sincero
¡Cómo nos gustaría tener un hijo mentiroso! Que nunca dijera en público "¿Por qué esa señora es calva?" o ¿Por qué ese señor es negro?" Que contestase "Sí" cuando le preguntamos si quiere irse a la cama, en vez de contestar "Sí" a nuestra retórica pregunta "¿Pero tú crees que se pueden dejar todos los juguetes tirados de esta manera?"
Pero no lo tenemos. A los niños pequeños les gusta decir la verdad. Cuesta años quitarles ese "feo vicio". Y, entre tanto, en este mundo de engaño y disimulo, es fácil confundir su sinceridad con desafío o tozudez.

Tu hijo es buen hermano
Imagínese que su esposa llega un día a casa con un guapo mozo, más joven que usted, y le dice: "Mira, Manolo, este es Luis, mi segundo marido. A partir de ahora viviremos los tres juntos, y seremos muy felices. Espero que sabrás compartir con él tu ordenador y tu máquina de afeitar. Como en la cama de matrimonio no cabemos los tres, tú, que eres el mayor, tendrás ahora una habitación para tí solito. Pero te seguiré queriendo igual". ¿No le parece que estaría "un poquito" celoso? Pues un niño depende de sus padres mucho más que un marido de su esposa, y por tanto la llegada de un competidor representa una amenaza mucho más grande. Amenaza que, aunque a veces abrazan tan fuerte a su hermanito que le dejan sin aire, hay que admitir que los niños se toman con notable ecuanimidad.

Tu hijo no tiene prejuicios
Observe a su hijo en el parque. ¿Alguna vez se ha negado a jugar con otro niño porque es negro, o chino, o gitano, o porque su ropa no es de marca o tiene un cochecito viejo y gastado? ¿Alguna vez le oyó decir "vienen en pateras y nos quitan los columpios a los españoles"? Tardaremos aún muchos años en enseñarles esas y otras lindezas.

Tu hijo es comprensivo
Conozco a una familia con varios hijos. El mayor sufre un retraso mental grave. No habla, no se mueve de su silla. Durante años, tuvo la desagradable costumbre de agarrar del pelo a todo aquél, niño o adulto, que se pusiera a su alcance, y estirar con fuerza. Era conmovedor ver a sus hermanitos, con apenas dos o tres años, quedar atrapados por el pelo, y sin gritar siquiera, con apenas un leve quejido, esperar pacientemente a que un adulto viniera a liberarlos. Una paciencia que no mostraban, ciertamente, con otros niños. Eran claramente capaces de entender que su hermano no era responsable de sus actos.
Si se fija, observará estas y muchas otras cualidades en sus hijos. Esfuércese en descubrirlas, anótelas si es preciso, coméntelas con otros familiares, recuérdeselas a su hijo dentro de unos años ("De pequeño eras tan madrugador, siempre te despertabas antes de las seis...") La educación no consiste en corregir vicios, sino en desarrollar virtudes. En potenciarlas con nuestro reconocimiento y con nuestro ejemplo.

La semilla del bien
Observando el comportamiento de niños de uno a tres años en una guardería, unos psicólogos pudieron comprobar que, cuando uno lloraba, los otros espontáneamente acudían a consolarle. Pero aquellos niños que habían sufrido palizas y malos tratos hacían todo lo contrario: reñían y golpeaban al que lloraba. A tan temprana edad, los niños maltratados se peleaban el doble que los otros, y agredían a otros niños sin motivo ni provocación aparente, una violencia gratuita que nunca se observaba en niños criados con cariño. Oirá decir que la delincuencia juvenil o la violencia en las escuelas nacen de la "falta de disciplina", que se hubieran evitado con "una bofetada a tiempo". Eso son tonterías. El problema no es falta de disciplina, sino de cariño y atención, y no hay ningún tiempo "adecuado" para una bofetada. Ofrézcale a su hijo un abrazo a tiempo. Miles de ellos. Es lo que de verdad necesita.

Carlos González, Licenciado en medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona, se formó como pediatra en el Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona. Es fundador y presidente de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna. Miembro del Consejo de Asesores de Salud de La Leche League International. Asesor de la Iniciativa Hospital Amigo de los Niños (UNICEF). Especialista en lactancia materna por la Universidad de Londres. Ha impartido, desde 1992 hasta el momento, más de 100 cursos sobre lactancia materna para profesionales sanitarios. Ha traducido diversos libros sobre el tema, además de ser responsable del consultorio sobre lactancia materna de la revista “Ser Padres”.Es uno de los máximos exponentes en los países de habla hispana en métodos no conductivos, conocidos como crianza con apego. En la actualidad ha publicado varios libros sobre alimentación, lactancia y educación para la infancia.
Obras: Mi niño no me come (1999), Bésame mucho, cómo criar a tus hijos con amor (2003), Manual práctico de lactancia materna (2004), Un regalo para toda la vida, guía de la lactancia materna (2006)

11 feb 2010

¡Chau pañal!


Controlar esfínteres no es el simple aprendizaje de un hábito ni una actividad que se logra de una vez y para siempre. Por el contrario, es un proceso desprolijo, difícil, lleno de idas y vueltas: es un momento de crecimiento mental, social y emocional de nuestros hijos, en el que debemos estar al lado de ellos.
Como papás, algunos nos paralizamos ante la incertidumbre de no saber cuándo es el momento indicado. Otros, tratamos de adelantar el proceso, llenos de ansiedad. Sin embargo, hay que saber que tarde o temprano todos los chicos terminan por dejar los pañales.
En este aprendizaje, los niños pasan por diferentes etapas:
- Hacen caca y pis en el pañal sin mostrar ningún interés por ello.
- Avisan que hicieron caca cuando ya está el hecho consumado.
- Avisan que están haciendo caca, mientras efectivamente lo están haciendo.
- Registran la necesidad de hacer pis y caca y avisan antes.
- Tienen ganas, avisan y llegan al baño: pueden esperar.
No todos los chicos tienen los mismos tiempos de crecimiento, por lo general el control de esfínteres se produce más cerca de los tres que de los dos años y no es algo que se da de un día para el otro, hay que respetar el ritmo de cada desarrollo y no creer que porque cumplió tres años ya es hora de que deje los pañales.
La función de los padres, en un inicio, es la de estar atentos a las señales que los chicos dan relacionadas con el tema:
- Muestran interés por el tema, preguntan, observan.
- Se esconden debajo de la mesa, detrás de una cortina o se van a otro cuarto al momento de hacer caca.
- Comienzan a relacionar ciertas sensaciones físicas con el hecho de que van a ensuciarse y ante esto lloran o se quedan quietos y se ponen rojos o lo expresan verbalmente.
- Mantienen el pañal seco durante la noche y sólo hacen pis cuando se despiertan, por la mañana.
Lo más importante es respetar su iniciativa, confiar en que va a ser capaz de hacerlo y darle tiempo, entender que va a haber desprolijidades y que hay mucho de emocional en esta etapa ya que dejar los pañales es dejar lo último que indica que es un bebé y que demuestra su dependencia de mamá.
Muchas veces, se avanza y se retrocede: puede pasar cuando está muy cansado, cuando está muy distraído jugando o cuando se dan situaciones especiales tales como las vacaciones, una mudanza, el regreso al jardín de infantes o la llegada de un hermanito. Estos “accidentes” no deben ser tomados como fracasos dado que no necesariamente eso significa que no puede dominar su cuerpo sino que en ese momento se le pasó. Ante esto, nunca se debe mostrar enojo ni humillarlos con gestos o palabras ni mucho menos compararlos con otros niños.

¿Qué necesita un nene para comenzar con el control de esfínteres?
o Confiar en que “va a poder”
o Que sea respetado y acompañado en esta iniciativa.
o Tener conciencia de sí mismo, utilizando el “yo” y el “mío”
o Lograr ser entendido por medio de la palabra.
o Tener experiencia con alguna despedida previa (chupete, barrotes de la cuna, mamadera)
o Poder subirse y bajarse solito el pantalón y la ropa interior.
o Conocer las partes principales de su cuerpo (brazos, piernas, panza, cola, cabeza)
o Mostrar actitudes rebeldes ante la oferta de ayuda de los adultos (rechazar la ayuda, decir que no, no dejar que lo agarren en todo momento)
o Llamar a sus excrementos por su nombre (caca y pis)

¿Cómo lo podemos ayudar?
La mejor manera de ayudarlos es jugando, sin presiones ni exigencias, valorando sus logros, estando atentos y acompañando. Si se espera el tiempo de cada nene, el proceso resulta mucho más fácil.
1. Compra una pelela o un adaptador para el inodoro: así los chicos se sienten más seguros ya que pueden apoyar los pies y no sufren el típico miedo de caerse dentro del inodoro.
2. No dejes que use la pelela en cualquier lugar de la casa: no debe convertirse en una silla para mirar televisión cómodamente mientras evacúa. El lugar de hacer pis y caca es el baño y no cualquier lugar de la casa.
3. Ponle pantalones sueltos y que sean fáciles de sacar, sin cierres ni botones complicados, que le hagan más difícil la tarea.
4. Ve con él a comprar la ropa interior, dejando que elija la misma y que esto se transforme en algo que le entusiasme.
5. Ponte de acuerdo con las otras personas que cuidan a tu hijo(niñera, abuelos, docentes), así siempre recibirá el mismo mensaje.
6. Prepárate para enfrentar algunos “accidentes” sin reproches. También puede pasar que de tanto aguantar comience a hacer caca muy dura que le haga doler: para evitar esto dale mucho agua y alimentos con mucha fibra.
7. Que aprenda por imitación: que te vea sentada en el inodoro o que vea el papá cuando hace pis (en el caso de los varoncitos) puede ser de gran ayuda.
8. Deja que tire la cadena pero sólo si así lo quiere: hay muchos niños que se asustan con el ruido del baño.
9. Nunca te olvides de felicitarlo cuando avise que quiere ir al baño.

Cumplir con todo es un logro tremendo de su parte: debe aprender a dejar algo que él ha producido en el inodoro y que se vaya por el mismo, situación que muchas veces les provoca miedo. Debe interrumpir sus juegos para dedicarse a una actividad que hasta ahora podía llevar a cabo mientras seguía jugando. Debe aprender a limpiarse la cola y luego lavarse las manos. Debe luchar para subirse los pantalones… sin duda: dejar de ser bebé es un gran lío.

10 feb 2010

Mati gruñendo y mirando el libro del león... (continuación de la nota anterior)




La anécdota del Rey León


Gabriel (papá de Matías): Soy de la época en que los dibujitos animados eran en su mayoría animales y no robot o criaturas futuristas como ahora.
Tom y Jerry, Don Gato y su pandilla, La Pantera Rosa, La Hormiga Atómica, El Pulpo Manotas, El Correcaminos y el Coyote, Las ardillas Chip y Dale, Mickey, Pluto, Donald, Tribilin. Son algunos de los tantos que solíamos mirar por la tele. Creo que eso nos inculcó desde chicos cierto cariño hacia los animales.
Ahora tengo 36 años, estoy casado y tenemos un hermoso bebé de un año. Matías.
Matías tenía ocho meses y con mi mujer nos pareció una linda salida llevarlo al zoológico -Tal vez una excusa para ir yo, ya que soy un gran consumidor de documentales, y el zoo, si bien de manera diferente, es lo mas cercano a estar en contacto con esos maravillosos animales -
Lo cierto es que recorrimos el predio, mostrándole las diferentes especies de la forma más didáctica posible:
“Mira el hipopótamo…Que grandote… y tiene un bebé hipopótamo. Que lindo”
“Huy, mirá el monito como come maní…y como salta”
“Mira el León como duerme…”
Bueno, todas esas frases que sacadas de contexto quedarían bastante bobas, nada sirvieron para llamar la atención de Mati. Ocho meses, era demasiado chiquito y el solo miraba la gente que se agrupaba para contemplar los animales. Salvo los cervatillos, que le dimos de comer, el resto pasaron sin pena ni gloria por las narices de Matías…
Desilusionado, me prometí volver cuando sea mas grandecito, pero no por ello dejar de seguir inculcándole la pasión por los animales.
Para Navidad, a un mes de cumplir el año, dentro de todos los regalos que le hizo la familia a mi hijo, recibió un librito con una cabeza de león de peluche. Esos que pones el dedo por detrás tipo títere y mientras contas el cuento el animalito se mueve…
El primer día que se lo conté, me puse detrás del libro y moviendo el dedo que agitaba la cabeza del león le gruñía a cada rato. GRRRR, GRRRR. A lo que Matías imitaba abriendo la boca y haciendo una onomatopeya de gruñido, más similar a JJJJJJJJ que a GRRRRR.
Mati quedó fascinado, y desde ese día es un fanático del león. Cada vez que le decimos ¿donde está el león? Abre grande la boca y hace JJJJJGRRRR. Y aprendió a localizar al león en los diferentes libritos que fue recibiendo.
No veo la hora que crezca un poco más y llevarlo nuevamente al zoológico a que vea al León.
De momento le estamos enseñando el sonido de otros animalitos como el mono, el pato, el perro. A lo que algunas veces Mati responde. JJJJJGRRRRRR...
Jejeje… y bueno, no importa, es nuestro Rey León.

9 feb 2010

De qué son capaces…

Está comprobado científicamente que fetos y recién nacidos perciben de su mamá:
- Los movimientos
- Sus caricias
- Su voz
- Lo que ésta consume
- El ánimo materno
- Emociones del adulto: prefieren la alegría a la tristeza o el enojo
- Escogen voces femeninas a masculinas

Fetos y recién nacidos pueden aprender:
- A ignorar estímulos familiares
- A atender a estímulos nuevos
- Frente a un ruido repetido y conocido, pueden no modificar la respuesta

Fetos y recién nacidos pueden discriminar:
- Prefieren lo dulce
- Ante una sustancia desagradable, disminuyen la deglución
- Al final del embarazo prefieren el ruido al silencio

Los recién nacidos son capaces de:
- Seguir con los ojos un objeto brillante que se mueve frente a su vista
- Fijar la mirada en una persona que se encuentra a menos de 30 cm. de su vista
- Hacer gestos con la boca, intentando imitar a quien le habla
- Reaccionar a los sonidos
- Tomar un objeto o el dedo de otra persona

Los recién nacidos reconocen:
- El olor del líquido amniótico, calostro, la leche de su madre y la leche impregnada en la ropa
- Responden a olores, sonidos y ruidos experimentados previamente intraútero

Y lo más importante… los recién nacidos NECESITAN:
- Contacto físico
- Contacto piel a piel
- AMOR y PACIENCIA

Fuente: Fundación para la Salud Materno Infantil (FUNDASAMIN)

8 feb 2010

Bebé a bordo


Existen temas que son innegociables con los chicos, uno de ellos el de su propia seguridad y el auto es un terreno propicio para que ocurran accidentes. Por ello y a pesar de la guerra de voluntades que puede llegar a presentarse (madre versus hijo) en relación a alguno de estos ítems, ¡no desistas! El viaje más corto, la mínima velocidad, la “excepción” que parece más tonta puede llegar a ser fatal.
- Nunca lleves en el asiento delantero a tu hijo en brazos: al chocar, la tendencia instintiva es la de abrir los brazos para frenar el impacto; en ese instante habrás soltado al bebé. Por otro lado, existe un mayor riesgo de accidentes si el conductor se distrae por estar constantemente prestando atención al bebé.
- Siempre, sin excepción, ubica a los bebés y niños pequeños en el asiento trasero y asegurados a su sillita: el 70% de los accidentes ocurre en trayectos cortos y a velocidades bajas. Y se debe tener en cuenta que el ser despedido aumenta seis veces la probabilidad de morir.
- No olvides que si el niño va en el asiento del acompañante y ocurre un choque, quedará directamente en el camino del airbag cuando se infle y tendrá graves posibilidades de sufrir lesiones serias.
- Asegúrate de que la butaca del niño esté bien asegurada con un cinturón de seguridad y que el niño esté bien sostenido dentro de ella. Si el bebé es muy pequeño, quizás convenga colocar una toalla alrededor de su cabecita para evitar que ésta se sacuda de un lado a otro.
- No arranques el automóvil hasta que todos tengan el cinturón puesto y todas las puertas estén trabadas. Es necesario enseñar a los chicos a no jugar con los cerrojos de estas últimas.
- Nunca uses un cinturón para asegurar a dos personas: no es eficaz ni seguro sujetar a dos niños o a un niño y un adulto en un solo cinturón.
- Si te vas de vacaciones y vas a alquilar un vehículo, pide en la agencia que te den la sillita correspondiente a la edad de tu hijo o, mejor aún, lleva la propia sillita contigo.
- No dejes de utilizar tu propio cinturón de seguridad ya que es un factor importante de protección. Además siempre es bueno dar un buen ejemplo a los niños.
- No permitas que los chicos controlen las ventanillas. Y nunca cierres las mismas sin cerciorarte que nadie se esté asomando y que ningún dedo o mano vaya a quedar atrapada.
- Intenta guardar todo el equipaje y los elementos que pueden convertirse en “proyectiles” en caso de ocurrir un choque en el baúl: no dejes nada en la bandeja debajo de la ventana trasera ni en el tablero, por ejemplo.
- Nunca dejes un bebé o un niño solo en un automóvil: las consecuencias pueden ser insólitas, desde que suelten el freno de mano hasta que un ladrón se lleve el vehículo con tu hijo dentro de él.
- Una vez que comience a utilizar cinturón de seguridad para adultos, recuerda utilizarlo en la forma correcta: no coloques la parte que va en el hombro detrás del niño o bajo el brazo porque eso disminuye la protección. Si es necesario, coloca un almohadón para que el niño esté más elevado y puedas ajustar cómodamente el cinturón.

No te desesperes ni te vuelvas loca si al principio tu bebé no soporta viajar atado: es sólo una cuestión de hábito, cuanto más pequeño comience, mejor lo tolerará. Y siempre, pero siempre es mejor escuchar un par de gritos o un llanto desgarrador porque quiere salir de la sillita que sufrir un accidente irreparable: la vida de tu hijo es invalorable.

Fuente: Asociación Civil Luchemos por la Vida

5 feb 2010

Una historia de amor (narrado por la mamá protagonista)


La decisión de adoptar la tomamos después de un tiempo de haber realizado tratamientos de fertilización asistida sin éxito.
Contarlo así suena muy liviano, pero fue la mejor decisión que tomamos. Y hasta que llegamos a ella pasaron unos años hasta que dimos el primer paso que te lleva a la adopción.
Los trámites que tenés que hacer son muy sencillos, hasta me sorprendió ya que hay mucho prejuicio con respecto al tema, la verdad es que no te piden mucho: sólo que seas conciente del paso que estás dando. Nosotros nos anotamos en un solo juzgado, las fichas fueron puestas todas allí, teníamos la plena seguridad y fe de que nuestro hijo vendría de ahí.
La espera fue muy linda. Cada año que pasaba era renovar las esperanzas sabiendo que estábamos en la cuenta regresiva y en el camino deseado. Yo, como mujer, me sentía embarazada (sin plazo fijo obviamente), miraba desde ropa de bebé hasta ropa de un niño/a de cinco años ya que tanto el sexo como la edad eran indistintos. Sabíamos que podíamos amarlo aunque no fuera un bebito.
Estábamos anotados para adoptar un solo niño pero cuando nos preguntaban “¿qué onda si son dos?” dejábamos las puertas abiertas, no decíamos que sí, pero tampoco que no. Hay tantas variantes en una adopción... no solo estábamos abiertos a adoptar hermanos sino también a que tengan más hermanos que no vivan con nosotros y que sean adoptados por otros padres y mantenerles, eso sí, el vinculo fraternal.
Después de casi tres años de dulce espera, la mañana del 18 de julio de 2007 sonó el teléfono… y sí, era del juzgado. La voz de la asistente social ya me era familiar y el corazón casi se me sale del cuerpo: me dijo que estaban mis hijas esperándome, que se llamaban Macarena y Lourdes y que tenían 4 y 2 años...
¿Qué puedo decir? Sólo de escribirlo me emociono al recordar ese momento… corté con la asistente y lo primero que hice fue llamar a mi marido: no me salían las palabras era tan grande la emoción que no podía hablar y sólo lloraba y entre dientes se lo pude decir. Obviamente del otro lado del teléfono, también había llanto.
Recién podíamos ir a conocerlas al otro día, te podés imaginar que no dormimos nada. A las 8 de la mañana del día siguiente estábamos en el juzgado para tramitar el permiso para ir a conocerlas.
Así fue que llegamos al hogar donde ellas estaban. Nos recibió la directora del lugar y habló, habló y habló eternamente, no pregunten que me dijo: nunca registré nada, yo sólo pensaba en ellas; llegó el momento en que las trajeron y acá si me quiero detener a decirles que fue EL MOMENTO MÁS FELIZ Y GRANDIOSO DE MI VIDA, todo lo viví como en cámara lenta, sentí parirlas, no podía dejar de mirarlas, de tratar de reconocerlas, olerlas y saber desde ese momento que ya era madre de dos hermosas nenas.
Ellas estaban preparadas para recibirnos, tanto es así que Macarena, muy suelta, me preguntó si yo era una mamá. Le respondí que si y que si ella quería, yo podía ser su mamá: desde ese momento ella me empezó a llamar mamá.
Después de 20 días de visitas idas y venidas llegaron a casa para siempre...
Quiero contarles que ellas tienen dos hermanas más grandes que fueron adoptadas por dos matrimonios diferentes cada una. Sí, fueron separadas ya que es muy difícil adoptar cuatro niños juntos de golpe... pero ellas siguen sabiendo que son hermanas para toda la vida y que pueden llamarse y verse las veces que lo deseen: son cuatro Reinas que gobiernan nuestros corazones.
Gracias Vero y Christian por compartir su historia!!!

4 feb 2010

¡Esa teta es mía!


Cada vez más, las mamás se encuentran ante el problema del “destete” con bebés más grandecitos. Por un lado, esto indica una mayor conciencia en cuanto a los beneficios del amamantamiento prolongado y del destete natural. Por otro, esto plantea una dificultad: es mucho más difícil destetar a un bebé grande que sabe expresar lo que quiere que destetar a un bebé que no habla.
Además, el destete luego de una lactancia prolongada, es más complicado ya que el pecho comienza a tener una importancia que va más allá del alimentarse: pasa a convertirse en un objeto que calma, cobra relevancia como símbolo del vínculo afectivo que se crea entre madre e hijo durante el amamantamiento.
¿Qué hacer, entonces, cuando una quiere sacarle la teta pero el usuario de la misma se opone terminantemente? Tarea difícil pero no imposible.
En primer lugar es menester entender que la mayoría de las madres que quieren destetar a sus hijos lo hacen por presión de la sociedad, que critica a las mamás que amantan a un nene que camina, come y habla. En nuestra cultura no es bien visto el amamantamiento prolongado y nunca va a faltar algún familiar o amigo bien intencionado que nos “psicoanalice” y opine sobre la dependencia que estamos creando en el niño, que determine que la teta está interfiriendo en el interés del nene por otros alimentos, que afirme que la calidad de la leche materna después del año se deteriora, etc.
Por ello, una mamá bien informada va a poder hacer frente de forma más fácil a estas críticas: para esto es importante estar segura de lo que se está haciendo y no polemizar, respetando los prejuicios de los demás pero confiando en lo que ha decidido como mamá.Si permitimos que la separación se dé en forma natural y no forzada, el niño va a desarrollar una mayor confianza en su mamá y en el mundo externo. Por el contrario, si lo forzamos a dejar de mamar antes de que esté maduro, luchará por quedar prendido a “su” teta.
Asimismo, cuando una madre se siente presionada a suspender la lactancia y no es lo que realmente desea, los bebés perciben esto y se revelan aún más.
El proceso de destete va a ser único para cada madre y para cada bebé. No existen reglas ni edades ni momentos establecidos para hacerlo: usar la intuición de mamá es lo más aconsejable ya que no existen dos madres iguales ni dos bebés iguales.
Algunas ayuditas:
- Intentar un destete gradual: un destete abrupto puede llegar a ser muy traumático para tu bebé.
- Acortar la duración de cada mamada: de diez minutos, pasar a nueve, a ocho y así sucesivamente para ir chequeando cómo reacciona ante el retiro de la teta antes de lo acostumbrado.
- Aumentar la frecuencia de las comidas: de esta manera no demandará la teta por hambre.
- Intentar que en los horarios de teta, le ofrezca leche u otro alimento otra persona: si siente la cercanía de la madre, rechazará el alimento y preferirá continuar con la lactancia.
- Darle el pecho sólo cuando lo pida: no ofrecerlo pero tampoco negarlo.
- Retrasar los horarios y distraerlo: decirle que le darás el pecho más tarde, antes de acostarse, después de la comida, etc.
- Reemplazar el vacío: ofrecer mucho contacto piel a piel y pasar mucho tiempo relacionándose con el niño para reemplazar esos momentos de amor y seguridad que brindan la teta.
- Explicar, hablar, razonar, poner en palabras la situación: al ser un niño “mayor” va a entender todo lo que le digas.

En resumen: el destete no debe ser sinónimo de DESTRUCCIÓN, de FIN, de BASTA. Dejar de amamantar debe ser una decisión conjunta en la que deben tomar parte sólo mamá e hijo, debe ser un proceso de crecimiento, de pertenencia, de placer, de concesiones, de comunicación, de cambiar y al fin de “dejar ir”.

3 feb 2010

Anécdotas divertidas

Paula (mamá de Juliana): primer grado, intentando empezar con los deberes y Juli que no quería sentarse a hacerlos. Pelea, argumentos, explicaciones, gritos, ya no sabía que recurso utilizar. Y encima, en medio del caos me miró muy tranquila y me dijo: para que quiero hacer deberes, si yo voy a ser modelo…

Victoria (mamá de Santiago): estuvimos un mes entero hablando sobre nuestras vacaciones, que nos íbamos a la playa, que íbamos a jugar con el mar y con la arena y que para eso, íbamos a viajar en avión. Santi, muy entusiasmado con todo.
Llegó el día del viaje y ni bien pisamos el aeropuerto: “no quiero andar en avión, me da miedo”. Rápidos de reflejos le aseguramos que le íbamos a decir al señor que maneja que deje el avión y nos lleve en colectivo. Y así fue como viajamos todos muy tranquilos y sin miedo, según Santi en un “colectivo muuuuy grandote”.

2 feb 2010

Del “ajó, ajó” al “quiero un auto rojo” sin escalas…

En la época en que los bebes comienzan hablar ya han adquirido un considerable conocimiento del mundo, no sólo acerca de cómo funcionan los objetos inanimados y de cómo funcionan su propio cuerpos, sino también como se producen las interacciones sociales. Los bebes, si bien no pueden decirnos verbalmente lo que quieren y no quieren, pueden ejecutar lo que saben y desean con considerable precisión. Por ejemplo es capaz de señalar su juguete e interactuar con él antes de saber decir “mío”. Se trata simplemente de que hay un lapso de tiempo durante el cual se acumula un rico conocimiento experimental, el cual de algún modo se ensamblará con un código verbal, con el lenguaje.
El desarrollo de lenguaje verbal comprende dos etapas:

1) Etapa Pre-lingüística: Esta etapa comprende las expresiones vocales y sonidos que realiza el bebé desde el llanto hasta los gorjeos y balbuceos en el primer año de vida. Es muy importante ya que es la que permitirá formar las bases necesarias para la producción de sonidos, sílabas y palabras.
2) Etapa Lingüística: Empieza cuando el niño expresa la primera palabra, ya no sólo realiza emisiones de fonemas aislados (sílabas como pa, da, ma) sino que empezará a expresarse verbalmente a través de palabras y frases con contenido semántico y sintáctico.

Mes a mes

Es importante tener en cuenta que este es el proceso normal del desarrollo del lenguaje en los niños pero que es posible que algunos salgan de los estándares establecidos. Esto es común, ya que cada niño es diferente como también su entorno.

De 0 a 1 mes: El bebé presta atención a los sonidos o gritos. Se comunica a través del llanto buscando la satisfacción de sus necesidades.
2 meses: Presta especial atención a la voz y sonidos familiares. Los ruidos y llantos que produce empiezan a diferenciarse según la causa que los provoca. Aparece la sonrisa social.3 meses: Emite vocalizaciones y sonidos guturales “ga, ga” “gu, gu”, empieza a producir balbuceos con algunas consonantes y vocales.
4 meses: Existe mayor interés por parte del bebé hacia las personas y los objetos, empieza a darse cuenta que los sonidos que emite producirán un efecto en su entorno, aprende la función de la comunicación verbal, por ende las vocalizaciones y gorjeos aumentarán. Aparecen los primeros “ago” y vocalizaciones como “aa”,”uu”, “ee”
6 meses: Por medio de los balbuceos comienza a interactuar con las demás personas, emitiendo más vocales unidas a consonantes para formar sílabas (pa, ma, ba, ta,ca)
8 meses: Es la etapa del parloteo, emite más silabas seguidas a modo de respuesta a sus conversaciones, por ejemplo: “da-da”, “ba-ba”, “ma-ma”.
10 meses: Responde a su nombre y a consignas simples tales como “no”, “vení”. Vocaliza de manera más articulada, empieza a imitar palabras (mamá, dada, papá)
12 meses: Imita las palabras y la entonación de los adultos. Comprende órdenes y prohibiciones y dice de tres a seis nuevas palabras, generalmente sustantivos con amplio contenido.
15 meses: Habla en jerga.
18 meses: Su nivel de comprensión mejora notablemente, empieza a pedir las cosas señalando o nombrando los objetos, puede pronunciar correctamente un promedio de diez palabras, señala algunas partes de su cuerpo cuando se lo piden.
2 años: Se interesa más por la comunicación verbal, ya es capaz de expresar frases de dos a tres palabras y de utilizar algunos pronombres personales (mío, tú, yo).
3 años: Existe un incremento rápido del vocabulario, cada día aprende más palabras, su lenguaje ya es comprensible. El uso del lenguaje es mayor y lo utiliza al conversar con los demás o cuando está solo.
4 años: A esta edad el niño prácticamente domina la gramática, su vocabulario sigue desarrollándose, utiliza pronombres, verbos, artículos. Esta edad es caracterizada por las preguntas ¿qué es? ¿por qué? ¿para qué?

Cómo estimular el lenguaje en los niños:

- Háblele y comuníquese con su bebé, el empezará a conversar con usted por medio de balbuceos, sonidos y luego palabras.
- Responda verbalmente y con mucho afecto a los sonidos producidos por el bebé.
- Haga juegos de labio para que él lo imite, haga sonidos y soplos, imite y refuerce también los sonidos producidos por el bebé tratando de estimular la producción de palabras. Por ejemplo si dice “ma”, diga usted “ma”…. ¡mamá!”.
- Ponga énfasis al vocalizar las sílabas o palabras, la articulación debe ser clara y lenta.
- Enséñele canciones sencillas y cortas acompañadas de gestos y palmadas.
- Enséñele cómo se llaman lo objetos que señala o interesan al niño. Hay que utilizar el nombre real del objeto para que vaya incorporando vocabulario, nada de “babau” o “tutú”: hay que decir perro o auto.
- Juegue a producir sonidos onomatopéyicos (sonidos de animales perro, gato, pato, etc.)
- Muéstrele láminas, fotos, cuentos, para aumentar el vocabulario del niño.
- No corrija al niño cuando no pronuncia adecuadamente los fonemas, evite decir “no así no se dice, es así…”, es suficiente con que lo escuche a usted pronunciar dicha palabra de la manera correcta y que intente hacerlo, poco a poco irá mejorando, no lo presione demasiado.
- Incentívelo a comunicarse, a pedir las cosas a través de palabras o frases. No olvide felicitarlo y mostrarse contenta cuando logra hacerlo.

La información de esta nota fue suministrada por la Lic. en Fonoaudiología Josefina Courtis, quien realizó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires y que actualmente se desempeña como Fonoaudióloga en la Centro de Rehabilitación y Educación Terapéutica de FLENI en Escobar.