26 ago 2010

¿Juegos de nenes o de nenas?


“No sé qué hacer”, me dice una amiga, mamá primeriza de una nena de 3 años. “Male me pide para el cumpleaños, un taller con herramientas… ¿viste esos que existen en el jardín de infantes, tipo mesa de trabajo? Y a pesar de que le expliqué de que eso es para los varones, sigue insistiendo…” agrega preocupada. “Mi vieja me dice que se lo cambie por una cocina, de igual tamaño y forma pero decididamente femenina…”

El tema me quedó dando vueltas: ¿existen juguetes sólo para varones y juguetes sólo para nenas? ¿está bien o está mal que una nena juegue a la pelota o un nene a las muñecas? ¿o somos nosotros, los adultos, los que tenemos una mirada prejuiciosa y tonta al respecto?

En realidad, en la primera infancia los niños tienen una curiosidad maravillosa por todo y más aún por aquello que no tienen a disposición: siempre el mejor juguete es el ajeno, por ejemplo. Por ello, cuando va un nene a la casa de una amiguita y se encuentra rodeado de muñecas, centro de peluquería, cochecito con bebote incluido, batería de cocina, etc., lo que él ve no es un montón de “juguetes de nena” sino un montón de juguetes nuevos, distintos a los propios, esperándolo para investigar, jugar y ver de qué se tratan.

Es importante ser concientes, como papás, de que no existe una única manera de jugar y de que no existen juguetes “femeninos o “masculinos”: los chicos son los que cargan a cada juguete con un significado, dependiendo del juego del que se trate, de la historia que estén armando y de la imaginación de cada uno.

Por otro lado no hay que olvidarse de que los chicos aprenden a través del juego. Aprenden sobre los objetos, sobre las relaciones, sobre la vida cotidiana. Aprenden motricidad, a resolver problemas, a compartir y así desarrollan su vida social y psicológica. Y repiten modelos: si su papá cambia pañales, cocina y ayuda con las tareas de la casa, ellos imitan eso y juegan con un muñeco, a cocinar o a barrer bajo la mesa; si una mamá cambia un cuerito, pega un juguete roto o cambia una lamparita, ellas juegan con las herramientas a arreglar autos o puertas o canillas…

Hoy en día, los roles dentro de la familia ya no son tan rígidos como años atrás: los padres participan activamente de la crianza de los niños y las madres salen a trabajar. De la misma forma los chicos intercambian los roles, durante el juego y los padres se vuelven más tolerantes ante estos intercambios (aunque no todos los padres logran reconciliarse con el hecho de que su varón juegue a cocinar y a cambiar pañales). En realidad este intercambio de roles es muy enriquecedor y quizás sirva para lograr, a futuro, una sociedad menos estereotipada y más tolerante: el mundo de los prejuicios es un mundo adulto y la paranoia de los adultos acerca de la identidad sexual de los chicos corre por su exclusiva cuenta, los chicos no saben nada sobre las diferencias de género (aún) así que dejémoslos que jueguen con el juguete que más les guste.

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