Una madre primeriza se prepara para muchas cosas: lee sobre cómo dar la teta, va a cursos para aprender a pujar, toma clases de yoga, practica el cambio de pañales con algún sobrino o en su defecto, algún muñeco, arma el guardarropas del bebé, compra un bolso multiuso para llevar todo lo que puede llegar a necesitar en cualquier salida con su pequeño, se entrevista con algún pediatra, arma una buena provisión de baberos, chupetes y mamaderas, escucha experiencias de otras madres… pero nunca averigua sobre un tema no menor hasta que llega el momento: cómo cortarle las uñas al pequeño inquieto y movedizo…
La primera impresión puede dar como resultado que las uñas de un recién nacido son suaves y blandas. Sin embargo, no te engañes: son muy afiladas y pueden llegar a ocasionar lastimaduras en su carita, dado el poco control que el niño tiene sobre sus extremidades. Puede pasar, además, que las uñitas se adhieran a la piel de sus deditos y no notemos que están crecidas.
Esta tarea, nada fácil por cierto, deberás realizarla una vez por semana en relación con las uñas de las manos y una vez por mes, aproximadamente, en cuanto a los pies ya que éstas últimas tardan más en crecer. El mejor momento es luego del baño, cuando las uñitas están más blandas o para el caso de aquellos bebés que son muy inquietos es mejor esperar a cuando están dormidos.
Durante el primer mes de vida, lo ideal es acortar las uñas utilizando una lima especial y recién después comenzar a cortarlas con una tijera especial para bebés (pequeñita y sin punta, las venden en cualquier farmacia), siguiendo con el uso de la lima para suavizar cualquier borde afilado. Es importante sostener firmemente la mano mientras haces esta tarea para evitar que algún movimiento brusco termine con una herida.La razón más común para evitar esta tarea es el temor a cortarle la piel con la tijera o a doblarle un dedito… no te preocupes: no vas a ser ni la primera ni la última madre que corte sin querer a su bebé y le haga salir un poquito de sangre: nada que una gasita no solucione en pocos minutos. Así que: ¡manos a la obra! La primera vez va a resultar difícil pero con el tiempo te convertirás en una experta.
La primera impresión puede dar como resultado que las uñas de un recién nacido son suaves y blandas. Sin embargo, no te engañes: son muy afiladas y pueden llegar a ocasionar lastimaduras en su carita, dado el poco control que el niño tiene sobre sus extremidades. Puede pasar, además, que las uñitas se adhieran a la piel de sus deditos y no notemos que están crecidas.
Esta tarea, nada fácil por cierto, deberás realizarla una vez por semana en relación con las uñas de las manos y una vez por mes, aproximadamente, en cuanto a los pies ya que éstas últimas tardan más en crecer. El mejor momento es luego del baño, cuando las uñitas están más blandas o para el caso de aquellos bebés que son muy inquietos es mejor esperar a cuando están dormidos.
Durante el primer mes de vida, lo ideal es acortar las uñas utilizando una lima especial y recién después comenzar a cortarlas con una tijera especial para bebés (pequeñita y sin punta, las venden en cualquier farmacia), siguiendo con el uso de la lima para suavizar cualquier borde afilado. Es importante sostener firmemente la mano mientras haces esta tarea para evitar que algún movimiento brusco termine con una herida.La razón más común para evitar esta tarea es el temor a cortarle la piel con la tijera o a doblarle un dedito… no te preocupes: no vas a ser ni la primera ni la última madre que corte sin querer a su bebé y le haga salir un poquito de sangre: nada que una gasita no solucione en pocos minutos. Así que: ¡manos a la obra! La primera vez va a resultar difícil pero con el tiempo te convertirás en una experta.
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