27 nov 2009

Anécdotas divertidas

Gabriela (mamá de Josefina): Una mañana estaba llevando a mi hija en un taxi al jardín de infantes, tenía tres añitos, era un amor de niñita, muy observadora… Subimos al auto y cuando pongo atención en las manos del hombre que maneja (un señor mayor, abuelito, digamos) tenía las uñas muy pero muy largas. Rogué durante todo el viaje que mi hija nos diera cuenta, pero no fue así: en el último minuto antes de bajar, cuando me da el vuelto mi hija ve las uñas y dice en voz alta: Mami: ¿Por qué el señor tiene las uñas tan largas?
Aunque me bajé más rápido que la mujer maravilla, obviamente el señor escuchó todo. Un papelón.

Diego (papá de Ezequiel, Pedro y Pilar): un sábado a la noche nos juntamos a comer en casa con unos amigos. Como Eze y Pedro ya comían de todo, les dimos una empanada a cada uno y nos dedicamos a comer y charlar tranquilos. A los cinco minutos nos dimos cuenta que Pedro, que recién tenía un año y medio ya no tenía la empanada: la buscamos por los alrededores y nada, le preguntamos a Ezequiel y no obtuvimos respuesta, era muy extraño que se la hubiera “devorado” en tan poco tiempo. Le dimos otra y seguimos de reunión, lo más tranquilos.
A los tres días, empezamos a sentir olor a podrido en el cuarto de los chicos y ¡ahí nos acordamos de la empanada perdida! Después de un rato largo de búsqueda apareció dentro de unas mamushkas, apretada, destruida y … olorosa.

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