Valeria (mamá de Ignacio y Pilar): una tarde, en la plaza agarré una vaquita de San Antonio y la hice caminar por mi mano para lograr que Nacho le pierda el miedo a los bichitos. Esa misma noche, le pedí que le contara al papá lo que había hecho, para ver qué le decía: “Nacho, ¿qué es lo que mami, muy valiente, agarró con la mano esta tarde? A lo que me contestó, muy serio: la caca de Nacho.
Julieta (mamá de Damián): una noche salí del baño envuelta en la toalla y Dami me siguió hasta el cuarto donde yo me estaba vistiendo. Muy preocupado, se me acercó y me preguntó: “Mami, ¿dónde tenés el pito?
Paula (mamá de Julieta y Federico): cansados de que Juli, todas las noches terminara durmiendo en nuestra cama, decidimos mantenernos firmes y aguantar sus gritos y su llanto sin ir a buscarla. Los dos, insomnes, mirando el techo y luchando contra nuestras ganas de ir a consolarla, nos quedamos mudos cuando en medio de gritos, la vimos pasar corriendo hacia el comedor, gritando como loca. Obviamente, terminó en nuestra cama.
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